La completa renovación de la sede de la Mutua Madrileña en la histórica sede del Paseo de la Castellana, incluyó un espacio de enorme versatilidad.
La singularidad de la reforma, con espacios limitados a los forjados preexistentes, añadió complejidad a las salas de reuniones, que debían multiplicar su polivalencia siendo panelables mediante tabiques móviles, procurando maximizar la sensación de espacios disponibles.
Se diseñaron toda una suerte de paneles en retículas, que permitían una enorme flexibilidad de distribuciones.
Los paneles incorporaron una decoración exclusiva, compuesta por combinación de paneles acabados en chapa de acero lacada y acabados textiles, con altos niveles de absorción y aislamiento acústico.